Leyendas Urbanas de Buenos Aires

jueves, julio 27, 2006

 

La Dama de Blanco - Cementerio de la Recoleta - Buenos Aires - Argentina

Luz María García Velloso murió en 1925, a los 15 años, de leucemia. Su bóveda se encuentra a la derecha de la avenida principal de la Recoleta. Allí hay una estatua yacente de una criatura de pecho plano, muy hermosa, muerta en su lecho. La madre, desesperada, durmió durante meses a los pies de la imagen, en un pequeño espacio detrás de las rejas. A Luz María también se le atribuye el protagonismo de la leyenda urbana más popular del mundo: la Dama de Blanco. Se sabe: un joven se encuentra con una bella chica, la lleva a bailar o a tomar algo, ella siente frío, él le presta su saco, ella lo mancha de café. Al día siguiente, cuando el joven quiere recuperar su saco en casa de la chica, la madre le comunica que está muerta, enterrada en la Recoleta. El joven va al cementerio y encuentra su saco sobre la bóveda. Enloquece. O se suicida. Hay una versión que prescinde del encuentro con la madre: la chica entra al cementerio una vez terminada la salida y se pierde entre las bóvedas, mientras el joven la sigue y comprueba que estuvo paseando con un espectro. El actor Arturo García Buhr decía que la conocía. Y la historia fue llevada dos veces al cine: en 1942, por Enrique Santos Discépolo, con el título Fantasmas de Buenos Aires; en 1950 como Ha entrado una mujer, dirigida por Carlos Hugo Christensen. Durante años, los jóvenes porteños evitaron seducir a chicas en la esquina de Vicente López y Azcuénaga, lugar favorito de la adolescente fantasma.

Rufina Camberres - Cementerio de la Recoleta - Buenos Aires - Argentina

La pobre hija de Eugenio Cambaceres podría ser la célebre Dama de Blanco. También podría ser la mujer fantasma que recorre el cementerio de la Recoleta por la noche. Podría ser cualquier cosa, porque una muerte tanhorrible sólo puede mitificarse. Rufina murió repentinamente a los 19 años, el 31 de mayo de 1902. La enterraron en la bóveda familiar, pero pocos días después los cuidadores advirtieron que el cajón se había caído y llamaron a la familia. Cuando lo abrieron, encontraron a la joven magullada y arañada: se cree que despertó viva en el sepulcro. Aparentemente, su madre la drogaba todas las noches con un tranquilizante, de modo que la chica durmiera mientras ella tenía relaciones con su amante, a la sazón novio de Rufina. Pero la noche de la supuesta muerte habría redoblado la dosis. El novio se suicidó veinte días después, frente al Café Tortoni. Un año después, la familia hizo construir una bóveda art nouveau: la estatua de Rufina está en la puerta y tiene una mano apoyada en el picaporte, como si al fin pudiera salir. Su ataúd es el único de un solo bloque de mármol milanés en toda la Recoleta. Versiones más racionales dicen que el ataúd fue forzado por ladrones que buscaban robar las joyas de la difunta, pero nadie quiere escucharlas.

El palacio de los Bichos - Villa del Parque - Buenos Aires - Argentina

Muchos vecinos se enojan cuando se les recuerda la leyenda de este curioso palacete frente a las vías. “Por favor, no digan que hay fantasmas -repiten malhumorados–. Después la gente nos toca el timbre y éste es un edificio común: no pasa nada.” Pero los mitos urbanos no perdonan, y ninguna geografía fantasmal de Buenos Aires puede darse el lujo de omitir un caso tan famoso. Hacia 1900, un rico italiano le encomendó al ingeniero Muñoz González la construcción de un suntuoso palacio destinado a su hija. Tenía cinco pisos, torreón y cúpula, y en el barrio lo bautizaron “De los Bichos” por los animales que decoraban sus paredes, similares a gárgolas. El italiano organizó una bombástica fiesta de casamiento para la nena, que heredaría el palacete. Pero cuando los novios, radiantes, partían en carruaje hacia la luna de miel, el tren los atropelló y los mató instantáneamente. El padre, que vio el accidente de lejos, mandó clausurar el palacio. Años después, en la mansión abandonada, las luces se encendían solas, salía música por las ventanas iluminadas y hasta se veían invitados fantasmales bailando valses. También las vías cercanas eran visitadas por los espectros de los novios. Hoy, el palacio es un edificio de departamentos con spa propio y otras comodidades

La casa de la Palmera - Capital Federal - Buenos Aires - Argetina

Está atrapada entre edificios del centro, casi invisible tras una gigantesca palmera. Tiene nueve habitaciones y un subsuelo, y fue propiedad de Catalina Espinosa de Galcerán, viuda de un médico célebre durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Catalina tenía seis hijos, cinco varones y una mujer: la devota Elisa. A medida que los hombres -todos con fama de libertinos– iban muriendo, Elisa clausuraba sus habitaciones. Hasta que sólo quedó el subsuelo. La mujer murió en 1992, y la leyenda dice que los fantasmas de los Galcerán siguen allí dentro. Ahora, la casa –donde hasta hace poco funcionó una escuela llamada “Puertas Abiertas”– está en venta. Algunos creen que sirvió de inspiración para el cuento Casa tomada de Julio Cortázar, pero la versión es completamente falsa.